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Crítica

'Marbella', una serie adictiva que navega con eficacia entre el exceso, el alarde y la fascinación

Movistar Plus+ estrena este jueves la serie creada por Dani de la Torre y Alberto Marini, responsables de 'La Unidad', con Hugo Silva como abogado de los criminales

Madrid·Actualizado: 30.04.2024 - 04:11
Fotografía de la serie 'Marbella', protagonizada por Hugo Silva y Ana Isabelle
Fotografía de la serie 'Marbella', protagonizada por Hugo Silva y Ana Isabelle · Fotografía: Movistar Plus+

‘Marbella’, la nueva creación seriéfila de Alberto Marini y Dani de la Torre, casa más con el estilo de Guy Ritchie (‘The Gentlemen’) que con el de Steven Knight (‘Peaky Blinders’). Porque la Marbella de opulencia, excesos y crimen que dibujan los responsables de la sobresaliente ‘La Unidad’ funciona como un ecosistema propio –como han dicho en varias ocasiones sus creadores– en el que pululan una gran cantidad de personajes excesivos que consiguen, con sus actos y particularidades, dos cosas: que el espectador no pueda dejar de horrorizarse ante lo que está viendo y, al mismo tiempo, no pueda dejar de mirar fascinado. ‘Marbella’, más allá de las comparaciones, es genuina a su manera, muy de aquí (de allí), y logra un equilibrio complicado gracias a un guion sólido, una puesta en escena en la que el espectáculo se impone, unos actores que amarran un tono muy marcado y un montaje construido a favor del ritmo y la tensión.

El origen de esta producción de Buendía Estudios Canarias para Movistar Plus+ está en un reportaje de los periodistas Nacho Carretero y Arturo Lezcano publicado por El País en el que se hacía una radiografía del crimen organizado en la Costa del Sol. Un texto que ha servido de base para crear un thriller adictivo de seis episodios en el que, ficcionando la realidad reflejada por aquel material periodístico, se ha construido una historia de criminales, policías y abogados donde el rey del mambo no es un mafioso (aunque los hay a mansalva y de todo tipo, condición y nacionalidad) sino un letrado que se las sabe todas. Con sus líneas rojas, él se limpia la conciencia contándose a sí mismo, y a quien quiera escucharle, que todo el mundo tiene derecho a la defensa y que lo fácil es defender a inocentes.

Este Saul Goodman marbellí se llama César, está interpretado por un divertido y carismático Hugo Silva y es el centro de gravedad de 'Marbella'. Poco a poco, con alguna que otra jugarreta a su mayor contrincante en los juzgados malagueños (Fernando Cayo), se va haciendo con una cartera de clientes a cada cual más peligroso y con tácticas más arriesgadas que le empujan hacia una escalada de violencia de la que, de una manera u otra, entra a formar parte. De saber hasta dónde está dispuesto a llegar y de si saldrá airoso o no del lío en el que se ha metido –y arrastrado a su mujer e hija– va la historia, que, además, cuenta con una investigación policial con Elvira Mínguez a la cabeza que le da peso, trasfondo y sentido. Porque la serie construye capas y tramas profesionales y personales que se van enredando unas con otras dentro de un espacio geográfico reducido que rara vez se abre al exterior. La ciudad se convierte en una olla a presión con demasiados tiburones en un mismo acuario.

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